EUROPA
PRESS
18 septiembre
2018
¿Se
debe cambiar la dieta ante el envejecimiento?
La Sociedad Española de Nutrición
Comunitaria (SENC) advierte de que la alimentación y la nutrición contribuyen a
aumentar la calidad de vida de los mayores, así como a prevenir y tratar
numerosas enfermedades.
"La vejez es una etapa de la vida donde se producen
alteraciones estructurales y funcionales en los diversos tejidos del organismo.
La esperanza de vida en la población humana está aumentando considerablemente
en nuestra sociedad, y por ello, y para gozar mejor de esta etapa de la vida,
debemos aprender a disfrutar del placer de una alimentación sana",
advierte en su 'Guía de alimentación saludable'.
Por ello, argumenta que mantener una buena alimentación en
el envejecimiento es fundamental porque en esta fase de la vida se producen
alteraciones funcionales, por ejemplo, en nuestro aparato digestivo, que pueden
llevarnos a un estado de desnutrición: "Disminuyen nuestras papilas
gustativas y la capacidad olfativa. Disminuye la producción de saliva. El
tránsito de los alimentos por el esófago se hace más lento. Hay una menor
secreción de ácido en el estómago, lo cual afecta la digestión de los alimentos
que comemos. Es muy frecuente la intolerancia a la lactosa, lo que limita el
consumo de algunos lácteos. Se altera nuestra capacidad de masticación, lo que
afecta al consumo de alimentos como las carnes".
Así, describe que la mejor forma de alimentación a partir de
los 70 años, teniendo en cuenta que en esta franja de edad se consume una menor
cantidad de energía que en el resto de la población, debe primar y aumentar
determinados nutrientes que son fundamentales como por ejemplo el calcio y la
vitamina D.
"Una persona mayor puede y debe comer una gran variedad
de alimentos, cuidando las grasas saturadas, la sal y el alcohol, y si existen
problemas de masticación, la consistencia de algunos alimentos. El calcio, la
vitamina D, la fibra y las grasas saludables (del pescado y del aceite de
oliva) son algunos de los nutrientes que no deben faltar en la dieta de los
ancianos", añade la SENC.
A su juicio, es también indispensable una actividad física
regular para prevenir el sobrepeso, la osteoporosis, y para mejorar la
capacidad cardiorrespiratoria. Además, aconseja pasear al aire libre, para
sintetizar también la vitamina D gracias a la acción de los rayos
ultravioletas. Ve conveniente consultar al médico sobre la necesidad de
consumir suplementos vitamínicos, como por ejemplo la vitamina B12, o los folatos.
Consejos para la dieta
de los más mayores
En este sentido, Patricia Yárnoz Esquiróz, dietista-nutricionista del área de Nutrición
Hospitalaria de la Clínica Universidad de Navarra defiende también que es muy
importante atender la alimentación de la población anciana porque ésta
constituye uno de los grupos de población de mayor fragilidad en la sociedad,
siendo muy prevalente la presencia de desnutrición.
Según explica, en las personas mayores, este desequilibrio
suele producirse como consecuencia de un consumo de alimentos insuficiente, así
como por la presencia de dificultades para alimentarse y de factores
psicosociales que influyen disminuyendo la ingesta de alimentos.
"Esto se transforma en una pérdida de peso involuntaria
que, junto a otros factores característicos de este grupo poblacional (el
aumento de la edad, la institucionalización y la polimedicación,
por ejemplo), producen consecuencias con un impacto muy negativo en la calidad
de vida de las personas mayores y en un aumento de la morbi-mortalidad: pérdida
de masa ósea y grasa, sarcopenia y pérdida de fuerza
muscular (con el consecuente aumento del riesgo de caídas y fracturas),
neumonía, edemas, hepatomegalia, diarrea, alteración
de la función inmune y aumento del riesgo de intoxicación farmacológica, entre
otros", advierte la especialista de la CUN.
La dieta más
adecuada
Por ello, resalta que la dieta "más adecuada" para
este grupo de personas es aquella que permita mantener o alcanzar un buen
estado de salud, cubriendo las necesidades energéticas e hídricas del
organismo.
Asimismo, precisa que los alimentos que no deben faltar en
la alimentación de las personas mayores por su alto contenido en agua
(mejorando la hidratación) y fibra (mejorando el estreñimiento) son las frutas,
las legumbres y las verduras; así como los alimentos proteicos de alto valor
nutricional, como los huevos o los lácteos (aporte de calcio y vitamina D para
fortalecer huesos y prevenir fracturas).
En su opinión, en caso de necesitar un aporte extra de
energía, sería imprescindible incluir en la dieta alimentos con alto aporte
calórico que permitan enriquecer la dieta como aceite de oliva, o frutos secos,
por ejemplo, y sin aumentar el volumen de la misma.
"Un número insuficiente de comidas a lo largo del día,
debido principalmente a la falta de apetito, suele ser el punto de partida de
las personas mayores hacia la desnutrición. La recomendación para personas con
poco apetito es realizar 5 tomas, incluso 6 completando el día con una recena, para no presentar sensación de plenitud y favorecer
el consumo del máximo grupo de alimentos posible", recomienda Yárnoz.
Igualmente, ve conveniente la confección de menús semanales
en esta franja de edad, la realización de platos saludables que sean atractivos
en cuanto a sabor, olor o aspecto, así como en la innovación para evitar el
cansancio de comer durante años los mismos platos. La dietista-nutricionista de
la CUN aconseja a su vez atender al cuidado de la cavidad oral, y mantener una
buena higiene, para una mejor conservación de los dientes.
Evitar el sedentarismo y mantenerse activo mediante paseos,
o viajes lo ve también recomendable, ya que estimula el apetito y considera que
favorece una ingesta adecuada, además de favorecer el mantenimiento o
desarrollo de masa muscular.